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Mensajes Estelares

Mensaje de Raziel

Arcángel Raziel (imagen tomada de la web)


Raziel

 

Sentir que la existencia sobrepasa tus límites, que cada situación es un reto y que cada reto impuesto se convierte en un gran obstáculo imposible de enfrentar. Sabemos que te has sentido así tantas veces. Como si estando en medio de un frío océano te alcanzara una gran ola y te golpeara con toda su furia, aplastándote, dejándote sin fuerzas y sin aliento. Imposibilitada para continuar sosteniéndote en la superficie, sin poder gritar para pedir ayuda, inválida, inerte, ahogándote. Sintiéndote pequeña, con miedo, paralizada.

Conocemos esas sensaciones, ya que somos una parte dentro de ti, un latido, un respiro. Por eso queremos que recuerdes que aquí estamos y siempre estaremos, acompañándote, dispuestos a ayudarte a superar cualquier obstáculo, sin importar lo enorme, demoledor y asfixiante que sea, solo tienes que pedirlo.
Solo debes recordarlo.

Cada vez que el universo te presenta una dificultad es porque tienes la capacidad de superarla, dándote la enseñanza adecuada para crecer y seguir evolucionando. Cada reto que se te impone te recuerda tus fortalezas, aquellas que quizás no conocías o ya no recordabas.
Somos conscientes de que muchas veces esos obstáculos están cargados de dolor, porque te hemos visto caer, sangrando tus heridas, ardiendo el corazón, pero levantándote a seguir andando, levantando cada piedra, creando puentes donde no existía el camino, abriendo puertas.

Por eso estamos aquí, porque conocemos tu fuerza. Porque te hemos visto apresurar tus pasos, soñando despierta, creando tu realidad. Hoy seguimos caminando a tu lado y te pedimos que conserves en ti la certeza de que no nos apartaremos de tu sendero.
Levanta tu frente, permite que el aire fresco golpee tu cara, abre tus ojos, amplía tu visión, elévate un poco más para vislumbrar las bellas oportunidades que están más adelante.
Confía. Todo lo que sucede está divinamente planeado para tu más alto aprendizaje. Estaremos contigo. Te amamos infinitamente.

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Mensajes Estelares

Mensaje de los Hermanos Mayores

(imagen tomada de la web)

 

Hermanos Mayores

Cuanto más sabemos que este acto es amoroso y desinteresado, y que muchos seres en el planeta se beneficiarán de ello, más fluirá esta energía.
Es importante entender que no hay diferencias entre las estrellas y la tierra. El fino velo que nos separa no es más que una línea de nubes, como una niebla. Si los humanos sienten la intención de aproximarse a nosotros para recibir consejos, solo deben acercarse a esta fina línea nubosa donde nosotros nos aproximamos a través del amor, en todo tiempo y lugar, a través de todas las encarnaciones de cada alma.

 

No es importante para nosotros si pertenecen a distintas culturas, no es importante el sexo que los define, ni las ideas o creencias que persiguen. Lo importante es la intención de llegar subiendo sus vibraciones hasta ese punto de encuentro en el que nosotros podemos hacernos audibles para ustedes.

El ser humano siempre trata de entender, cuando en realidad, no hay nada que entender. Solo se trata de aceptar lo imperfecto en la perfección de todo lo que está creado.
El otro no es otro. No le pongas nombres o calificativos. No hay calificativos en la presencia divina. Para acercarse a las nubes solo necesitan que el corazón vibre en la frecuencia de la luz. Abrir la mente a lo que se crea difícil y costoso, sin crear lo negativo en las palabras que se dicen cada día.

Disfruten la corporalidad que los sostienen, siendo luz al servicio de una luz mayor. Tienen todas las cualidades necesarias para ser, en potencialidad, las semillas incipientes y estelares que llevarán a cabo la salvación del planeta.
No hay amor sin libertad, no hay inteligencia sin amor, no hay amor sin la expresión, no hay transformación sin inteligencia.
¿Cuánto amor hay en ti?
Esa medida de amor es la que mide tu inteligencia para la transformación.
¿Cuánto amor hay en ti?
Esa medida de amor es la que se conjuga en la expresión de la compasión.

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Filosofía Premium

El Tiempo y la Muerte

El Tiempo y la Muerte (imagen tomada de la web)

El Tiempo y la Muerte

La mente imagina, imagina el tiempo, imagina la muerte, la muerte del tiempo, el tiempo de la muerte.

 

La mente imagina. Y, desde esa imaginación, altera la comprensión y, desde esa comprensión, trata de vivir, en el tiempo y fuera de él.

 

La imaginación es ese vehículo que conecta todo, desde el espacio consciente, pudiendo crear tantas realidades como pulsaciones en la red de existencia.

 

La muerte se trasciende y se sufre, en el vacío y en la totalidad, en la consciencia o en la Nada, a veces siendo solo una expansión del tiempo de existencia.

 

En el tiempo todo cobra sentido, es un círculo que se cierra, para abrirse, para luego cerrar ese circuito infinito que prevalece entre la vida y la muerte.

 

Y vuelve la mente a imaginar, ese ciclo que no termina con el tiempo, ni comienza con el tiempo, sino que se convierte, como el agua cambia y se convierte en vapor, en nieve, en hielo, pero sigue siendo el agua, consciente, imaginando, creando su realidad.

 

Y la mente imagina, y la mente crea y cree, y es más fácil transitar el camino del tiempo cuando puedes convertirte en vida y en muerte, y seguir siendo siempre la huella en el camino, y no el camino mismo.

 

Vivir es entender que la siembra debe realizarse en el límite que el tiempo impone, expandiendo la consciencia, creando el instante, superponiendo y co-creando las existencias que se acumulan en un espacio concreto.

 

Morir, es aceptar que no hay tiempo. Que el conocimiento adquirido por miles de tiempos y en miles de espacios germina como una semilla en el aquí y ahora, sin medir la vida, solo realizando el vacío.

 

Encontrar el punto en el proceso, el punto en que la mente crea la mente, y la vida crea la vida, y la muerte crea la muerte, y el tiempo crea al tiempo.

 

Es la memoria más difícil de borrar, la memoria del comienzo, cuando nada era, cuando todo era, y no había tiempo ni muerte.

 

Todo te será revelado cuando estés en el grado evolutivo adecuado para comprenderlo. En el ahora, sin tiempo, solo espera, sin perturbarte y sin esperar, ni a la vida ni a la muerte.

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El Tiempo y la Muerte_ perteneciente a la obra Ecuación no Pensada

 

FILOSOFÍA EXISTENCIAL

Juan J. Gálvez

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Relatos

Odresa

odresa, la sacerdotiza de Niretsei
Odresa, la sacerdotiza de Niretsei

Odresa, la sacerdotisa de Niretsei

Pude haber hablado de ella en algún momento, pero no tuve la suficiente valentía como para nombrarla sin que mis pensamientos se paralizaran ante su recuerdo. Pero necesito recordar ese pasado azul en ese exilio casi mortal del que pude escapar por un instante.

 

Mi contacto con ella fue fugaz, pero tan impactante como su presencia y su existencia. Azul, muy azul, casi perfecta, ondulante en su trayectoria hacia la luz. Envuelta en una mística e indescriptible calma.

 

Su nombre era Odresa, la sacerdotisa de Niretsei, la estrella más lejana de todo el universo, alejada de cualquier punto tan distante, casi perdida.

 

Odresa, una maga sin adjetivos, que podía poner a sus pies a los dioses de todas las galaxias. Inmutable, sin gestos, sin alardes, sin misericordia alguna.

 

Ella habitaba en el reino de la abundancia, protectora y soberbia, cultivando los dones de su morada, repartiendo equitativamente los frutos que en su jardín maduraban.

 

Era resguardada por dos montañas. Una siempre estaba iluminada, blanca y helada, y aunque bañada por la luz, su hielo no se derretía. Perpetua y fría, pero radiante. La otra era oscura, sombría, pero cálida a la vez. Custodiada por un manto azul que se extendía hasta el fin.

 

Niretsei era una estrella errante, viajado siempre a los sitios más alejados y oscuros del universo. Una estrella con una sola habitante, que jamás estaba sola, porque a ella llegaban multitudes solicitando ayuda. No puedo hablar de una, sin la otra. No puedo nombrar a esa estrella, sin nombrar a su diosa. Ambas eran una. Y ambas eran dos. Una maga en una estrella haciendo de su existencia, un sacerdocio para complacer a su alma.

 

La gran sacerdotisa azul, viajando en una estrella fugaz, sin moverse de su espacio, sin detenerse en el tiempo. Fluyendo en la constante marea de lo que no existe y existe a la vez.

 

Caminante sin sendero, maga eterna, guerrera constante, alma sumisa, viajera errante. Pero tenía tanto de bondad como de oscuridad. Tan dramáticamente profunda como superficial. Tan enigmática, como incierta. Tanta luz y tanta sombra, sin saber ponerle límites a su dualidad.

 

A veces amaba, y a veces odiaba, con tanta fuerza como podía. Era trampa y era salvación. Era alivio y era tortura. Escapar de ella era un acto de magia. Y quien lograba escapar, era incapaz de advertir a los otros, de su dominio incierto. Pues era necesario que para trascender, cada ser debiera tener un encuentro con esa mortal dualidad. Solo una vez debían encontrarla en su camino y convertirse en víctimas de su ego. Solo así es alcanzable la victoria.

 

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Juan J. Gálvez

Odresa_ perteneciente a la obra El Viaje de un Alma Azul

FILOSOFÍA EXISTENCIAL