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El Hablante Silencioso

El Hablante Silencioso (imagen tomada de la web)

El Hablante Silencioso

Aquél que pretenda oír la voz de la nada, el sonido insonoro, y comprenderla, tiene que enterarse de su naturaleza. Porque cuando su propia forma le parezca ilusoria, como al despertar todas las formas que en sueños ve, cuando él haya cesado de oír los muchos ruidos, entonces podrá discernir el UNO -el sonido interno que mata al externo-. Entonces, únicamente y no antes, abandonará la región de lo falso, para entrar en el reino de lo verdadero. 

Antes de que el alma pueda ver, debe haberse alcanzado la armonía interior, y los ojos carnales han de estar cegados de toda ilusión. Antes de que el alma pueda oír, es necesario que la imagen se vuelva tan sorda a los rugidos como a los susurros. Antes de que el alma sea capaz de comprender y recordar, debe estar unida con el hablante silencioso, de igual modo que la forma en la cual se moldea la arcilla lo está al principio en la mente del artista. Porque, entonces, el alma oirá y recordará. Y entonces, al oído interno le hablará la voz del silencio y le dirá: 

“Si tu alma sonríe mientras se baña en la luz del sol de tu vida…

Si canta tu alma, dentro de su crisálida de carne y materia…

Si llora en su castillo de ilusiones…

Si pugna por romper el hilo que la une al maestro…

Debes saber que tu alma es de la tierra.

Cuando tu alma en capullo presta oído al bullicio mundanal…

Cuando responde a la rugiente voz de la gran ilusión…

Cuando temerosa a la vista de las ardientes lágrimas de dolor y ensordecida por los gritos de desolación, se refugia tu alma como una cautelosa tortuga dentro de su caparazón de personalidad…

Debes saber que tu alma es de la tierra.

Cuando ya muy fortalecida tu alma se desliza de su seguro refugio, y arrancándose del tabernáculo protector, extiende su hilo de plata y se lanza…

Cuando al contemplar su imagen en las olas del espacio murmura:

“éste soy yo”

Debes saber que tu alma está presa en las redes de la ilusión.”

Aquello que es increado reside en ti. Si quieres llegar a él y fundir los dos en uno, debes despojarte de las negras vestiduras de la ilusión. 

Acalla la voz de la carne. No consientas que ninguna imagen de los sentidos se interponga entre su luz y la tuya, para que así las dos puedan confundirse en una. 

Contempla las legiones de almas. Mira cómo se ciernen sobre el mar de la vida humana y cómo exhaustas, perdiendo sangre, rotas las alas, caen una tras otras en las encrespadas olas, sacudidas por los huracanes, acosadas por el furioso vendaval, se precipitan y desaparecen, abismadas en el gran vórtice. 

Las puras aguas de vidas eternas, claras y cristalinas, no pueden mezclarse con los cenagosos torrentes del tempestuoso pantano.

La gota de rocío celeste que, acariciada por el primer rayo del sol, brilla en el ceno del loto, una vez caída al suelo, se convierte en barro.

La perla es ahora una partícula de lodo. 

Lucha con tus pensamientos impuros antes que ellos te dominen. Trátalos como pretenden ellos tratarte a ti. Porque si usando la tolerancia con ellos, arraigan y crecen, estos pensamientos te subyugarán y matarán. ¡Cuidado! No permitas que ni aún la sombra de ellos se acerque a ti, porque crecerá, aumentará en magnitud y poder, y entonces esta cosa de tinieblas absorberá tu ser antes de que te hayas dado cuenta de la presencia de ese monstruo negro y abominable.

El YO material y el YO espiritual no pueden estar juntos.

Antes de que la mente de tu alma pueda comprender, el capullo de la personalidad debe ser aplastado.

No puedes recorrer el sendero antes de que tú te hayas convertido en el sendero mismo.

Has que tu alma preste oído a todo grito de dolor, de igual modo que descubre su corazón el loto para absorber los rayos del sol. 

Ayuda a la naturaleza y con ella trabaja. Y la naturaleza te consagrará como uno de sus creadores y te prestará obediencia. Y ante ti abrirá de par en par las puestas de sus recintos secretos y pondrá de manifiesto ante tus ojos, los tesoros ocultos de las profundidades mismas de su seno. No contaminado por la mano de la materia.  Muestra ella sus tesoros solo a los ojos del espíritu, ojo que jamás se cierra y para el cual no hay velo alguno en todos sus reinos. Entonces, te indicará los medios y el camino, y luego te mostrará la meta más allá de la cual hay glorias únicamente visibles para los ojos del alma. 

Aquieta tus pensamientos y fija toda la atención en tu maestro a quien todavía no ves, pero a quien tú sientes.

Funde tus sentidos en un solo sentido. Por medio de este sentido único que está oculto en la concavidad de tu cerebro es como puede mostrarse ante los sojuzgados ojos de tu alma, el escarpado sendero que te conduce a tu maestro.

El Hablante Silencioso pertenece a la obra EL VIAJE DE UN ALMA AZUL

Juan J. Galvez

FILOSOFÍA EXISTENCIAL

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Imagina

JJG
Imagina-(imagen tomada de la web)

Imagina

Hay una intención constante que se imprime en cada mente de cada ser sintiente. Esa constante es llamada imaginación.

Imaginar: es el mar de la mente poniéndose en movimiento, creando y dando vida a cada pensamiento.

 

Imaginar: ponerles alas a los sueños, sintiendo que pueden tomar formas si lo que deseamos permanece en esa mente cósmica que es la conciencia.

 

Nada puede existir si no lo imagino primero, vívido y sustancial en cada parte de mi consciencia. Fractales y luces componen la creación de mi potencial imaginativo. Pulsos que reviven incesantemente cada hecho, transmutándolo en la erosión de los ciclos.

 

Es inevitable que todo lo imaginado regrese, una y otra vez, impulsado por las olas de energías que provoca la mente. La imaginación combate la realidad, y su luz interna revela las sombras de todo aquello que intenta manifestarse.

 

Una y otra vez comienza cada ciclo. La destrucción no es más que el caótico preámbulo de la creación constante.

 

No puede existir lo creado sin ser imaginado. No puede destruirse aquello que no fue creado y develado para ser impuesto rítmicamente.
Ante la turbulenta marea emocional, puedo contemplar las obras de mis creaciones imaginadas.

 

Debo forzarme a salir de mí, para ir al encuentro del otro y desde allí poder crear, poder imaginar cómo es todo desde el otro lado, desde el lado del otro. Mostrar esa parte que imagina, que hace, que ilumina, que busca, que crea, mostrarla para que sea tomada en cuenta.

 

Necesidad de sentir que cada creación imaginada primero fue en la mente, pero antes, en la conciencia, sin objetivos alcanzables.
¿Cómo imagino al ser que no conozco?
Quizás, el imaginar, tiene relación con aquello que en el principio estuvo en mí y que no pude observar desde adentro, porque estaba afuera. Entonces, todo lo que imagino existe de alguna manera en esa parte de mi consciencia que no puede generar imposibles, sino que obliga a la mente a sacar de la oscuridad todo lo que alguna vez sentí, vi, observé.

 

Emociones que arrasaron al ser en algún momento. Emociones que me pidieron soltar formas y lazos que dan conformidad a mis estados conscientes.

 

Revuelto como un océano, agitado por la imaginación que no me permitía ocultar mis emociones, fui forzado a salir a encontrar mi reflejo, en el reflejo del otro. Entonces, apareció esa voz resonante que comenzó a hablarme de principios y finales. Y me dijo:
¡Imagina!
“Imagina algo tan grande, tan eterno y tan sublime, que no posea final, donde todo sea posible”

 

Entonces, comprendí que el Todo infinito que habita en cada ser, es eso que se puede imaginar. Es la clave a la constante creación. Es la clave al constante fluir de una realidad llena de amor. Porque la imagino. Y si la imagino, la creo. Y si la creo, existe.

 

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Perteneciente a la obra El Viaje de un Alma Azul

Juan J. Gálvez

 

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Un Punto


(imagen tomada de la web)

Un Punto

Un punto en la oscuridad.

Un punto.

 

Ese fue el comienzo, el inicio del viaje, la esencia misma de lo que existe y no existe al mismo tiempo.

Donde no hay recuerdos. Donde no se puede mirar atrás, porque no hubo nada.

 

Un punto donde comienza todo, incluso la oscuridad, donde antes no había nada.

 

¿Qué había antes de donde ahora está la suprema oscuridad de la nada?

Un punto.

 

Un punto de nacer y de esperar ser. Quizás sin saber, sin sentir y sin especular lo que será después.

 

Es todo tan oscuro que no se puede discernir si antes hubo algo más que esa noche única e inmensa que me rodea.

 

Soy ese punto en lo oscuro. Fui ese punto en la nada. Seré por siempre ese punto donde la oscuridad comienza a entender su dualidad. Esa dualidad de dejar de ser, o tal vez, comenzar a ser.

 

Sin memoria, sin tiempo, sin historia, sin argumentos. Solo ser, en la dualidad.

 

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Juan J. Gálvez

Perteneciente a la obra El Viaje de un Alma Azul

Juan J. Gálvez

 

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El Tiempo y la Muerte

El Tiempo y la Muerte (imagen tomada de la web)

El Tiempo y la Muerte

La mente imagina, imagina el tiempo, imagina la muerte, la muerte del tiempo, el tiempo de la muerte.

 

La mente imagina. Y, desde esa imaginación, altera la comprensión y, desde esa comprensión, trata de vivir, en el tiempo y fuera de él.

 

La imaginación es ese vehículo que conecta todo, desde el espacio consciente, pudiendo crear tantas realidades como pulsaciones en la red de existencia.

 

La muerte se trasciende y se sufre, en el vacío y en la totalidad, en la consciencia o en la Nada, a veces siendo solo una expansión del tiempo de existencia.

 

En el tiempo todo cobra sentido, es un círculo que se cierra, para abrirse, para luego cerrar ese circuito infinito que prevalece entre la vida y la muerte.

 

Y vuelve la mente a imaginar, ese ciclo que no termina con el tiempo, ni comienza con el tiempo, sino que se convierte, como el agua cambia y se convierte en vapor, en nieve, en hielo, pero sigue siendo el agua, consciente, imaginando, creando su realidad.

 

Y la mente imagina, y la mente crea y cree, y es más fácil transitar el camino del tiempo cuando puedes convertirte en vida y en muerte, y seguir siendo siempre la huella en el camino, y no el camino mismo.

 

Vivir es entender que la siembra debe realizarse en el límite que el tiempo impone, expandiendo la consciencia, creando el instante, superponiendo y co-creando las existencias que se acumulan en un espacio concreto.

 

Morir, es aceptar que no hay tiempo. Que el conocimiento adquirido por miles de tiempos y en miles de espacios germina como una semilla en el aquí y ahora, sin medir la vida, solo realizando el vacío.

 

Encontrar el punto en el proceso, el punto en que la mente crea la mente, y la vida crea la vida, y la muerte crea la muerte, y el tiempo crea al tiempo.

 

Es la memoria más difícil de borrar, la memoria del comienzo, cuando nada era, cuando todo era, y no había tiempo ni muerte.

 

Todo te será revelado cuando estés en el grado evolutivo adecuado para comprenderlo. En el ahora, sin tiempo, solo espera, sin perturbarte y sin esperar, ni a la vida ni a la muerte.

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El Tiempo y la Muerte_ perteneciente a la obra Ecuación no Pensada

 

FILOSOFÍA EXISTENCIAL

Juan J. Gálvez