Dime qué necesitas para ser feliz y te lo enviaré.
Te lo enviaré a través de esta distancia que nos separa, y a través del espacio que nos une.
Te enviaré el gran sol para que decretes tu propio amanecer y te bañes en luz cuando te plazca.
Pero también te enviaré una luna, porque en tus oscuras noches no estará el sol y necesitarás su luz plateada discurriendo por los rincones de tus sombras.
Te enviaré un sendero, para que recorras las estaciones de tu existencia, buscando la morada para que descanse el alma y se alimente el espíritu.
Pero también te enviaré un mapa, para cuando ya no veas el camino, porque las sombras de tu mente lo escondieron de tus ojos, y puedas perder el rumbo y, así, nunca encontrarte.
Te enviaré un fuego que arda en tu invierno, que derrita el hielo de aquel corazón que se ha marchitado por la pena de solo existir.
Pero también te enviaré un gélido viento, que apacigüe tus pasiones, que congele tus sinsabores, y cubra de escarcha tu historia triste.
Te enviaré la magia que existe en los sonidos, hasta que puedas oír tu música, hasta que puedas pronunciar, con tu propia voz, el canto de tus antepasados y, que puedas, al ritmo de esas notas, hacer tu danza sagrada, la danza de tu espíritu.
Pero también te enviaré silencio, para que te oigas, para que te escuches, para que logres comunicarte con tu propio sonido, con la voz de tu alma, que canta melodías llenas de amor, para sanar tus heridas y tus dolores.
Te enviaré todos los colores del fractal cósmico, con todas sus tonalidades, para que despierten tu cromática original, y puedas manifestarte con tu verdadera forma.
Pero también te enviaré un punto oscuro, sin colores, sin luz, para que puedas crear desde allí, la armonía que se opone al caos, y puedas construir en la total destrucción, y puedas modificar los inmodificable.
Te enviaré un río, que te ofrezca su cauce y sus turbulencias, para arrastrar las memorias lejanas hasta las orillas de tu presente, y puedas recordar quién eres y de dónde vienes.
Pero también te enviaré un puente. Un puente que una la tierra con el cielo, y puedas cruzarlo cuantas veces quieras para abrazar a las almas y a los seres que han quedado al otro lado de todo y, así, no te sientas en soledad.
Te enviaré lo que me pidas.
Te enviaré trozos del universo.
Te enviaré la conciencia del cosmos para que te asista y te sostenga.
Te enviaré a todos tus ancestros y a todos tus hermanos.
Te enviaré lo poco y lo mucho que puedo darte.
Solo debes estar ahí para recibirlo.
_Ź⁴
Es una carta de amor de un ser de luz a un Alma perdida en el planeta tierra .
Esta poesía pertenece a la segunda parte del libro ” El viaje de un Alma Azul” titulada “La Ecuación no Pensada“
FILOSOFÍA EXISTENCIAL